Día Mundial de la Sepsis

El Día Mundial de la Sepsis, conmemorado cada 13 de septiembre, constituye una ocasión clave tanto para reconocer la amenaza global que representa la sepsis como para impulsar la educación, prevención y políticas públicas relacionadas con esta patología. Esta efeméride ofrece una oportunidad anual para concienciar tanto a la población general como a los responsables de salud —en niveles institucionales, gubernamentales y comunitarios— acerca de la sepsis, una respuesta inflamatoria desregulada del cuerpo ante una infección, que puede conducir al fallo orgánico múltiple y, en muchos casos, a la muerte.

La conmemoración de este día fue impulsada por alianzas globales como la Global Sepsis Alliance (GSA). Su propósito es sensibilizar respecto a la sepsis como emergencia médica global y promover su prevención, diagnóstico y tratamiento precoz. Esto surgió en 2012, cuando esta coalición lanzó el primer Día Mundial, con el objetivo de unificar esfuerzos mundiales en torno a esta causa (Rhodes et al., 2018).

La sepsis afecta aproximadamente a 48,9 millones de personas cada año, y se asocia con unos 11 millones de muertes, lo que representa casi el 20 % de todas las defunciones a nivel global (Rudd et al., 2020). Estos datos sitúan a la sepsis como una de las principales causas de mortalidad en el mundo, por encima de muchas enfermedades crónicas de alto perfil mediático. En países de ingresos bajos y medianos, la incidencia es aún mayor debido a factores como el limitado acceso a atención médica, déficits en vacunación, higiene inadecuada y escasa infraestructura sanitaria.

Históricamente, aunque la sepsis ha acompañado a la humanidad desde tiempos antiguos —con descripciones que datan de Hipócrates y Galeno—, fue durante el siglo XIX que se comprendieron mejor los mecanismos infecciosos, gracias a avances en microbiología y cirugía aséptica. No obstante, no fue sino hasta inicios del siglo XXI que emergió un enfoque global concertado. La campaña de la GSA, conmemorando el Día Mundial de la Sepsis, representa una innovación en salud pública: combinar demostraciones masivas, alianzas institucionales y propuestas legislativas para abordar una patología ubicua, letal y subdiagnosticada.

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La divulgación científica, mediante campañas de información pública, conferencias médicas, redes sociales y programas comunitarios, es esencial para que la población y los trabajadores sanitarios detecten y actúen frente a signos tempranos de sepsis: fiebre, frecuencia respiratoria elevada, frecuencia cardíaca acelerada, confusión, entre otros. Intervenir con prontitud mejora notablemente los resultados clínicos. La visibilidad otorgada por el Día Mundial refuerza estas estrategias y contribuye a reducir el estigma o la indiferencia que podía acompañar a infecciones graves.

Desde una perspectiva de derechos humanos, el acceso oportuno a un diagnóstico y tratamiento adecuado de la sepsis —antibióticos, fluidos intravenosos, soporte vital— debe considerarse parte del derecho a la salud, como lo defiende el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (artículo 12) y el derecho humano a la salud incluyente de la Asamblea General de ONU. Algunos países han institucionalizado políticas específicas: por ejemplo, legislaciones que establecen protocolos nacionales para detección y atención de sepsis en unidades hospitalarias, formación obligatoria en urgencias, seguimiento epidemiológico y financiamiento para equipos de soporte vital. Estas normas mejoran la calidad y equidad del sistema sanitario.

Entre las fortalezas y avances actuales destaca el aumento de protocolos estandarizados como “Hour‑1 Bundle” de supervivencia (bundles de tratamiento intensivo en la primera hora tras sospecha de sepsis). También se observa mejor uso de herramientas como el puntaje qSOFA y sistemas de alerta temprana en hospitales, que permiten identificar casos con rapidez. A nivel internacional, hay una creciente generación de guías clínicas consensuadas —por ejemplo, las del Surviving Sepsis Campaign— que actualizan evidencia médica con frecuencia y promueven mejores prácticas. La colaboración pública‑privada ha facilitado campañas de vacunación (contra neumococo, gripe, entre otros) y mejoras en saneamiento, reduciendo el riesgo de infecciones que pueden derivar en sepsis.

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Sin embargo, a pesar de los avances en la materia, aún hay riesgos potenciales como:
a) Creciente resistencia antimicrobiana: uso indiscriminado de antibióticos puede alimentar cepas resistentes, comprometiendo la eficacia de tratamientos de sepsis.
b) Desigualdades persistentes en el acceso a atención: en áreas marginales o rurales, la lejanía de unidades médicas o la carencia de recursos básicos dificulta el diagnóstico y tratamiento oportunos.
c) Falta de financiamiento sostenido: sin recursos estables, las campañas y protocolos pueden perder continuidad.

Entre las acciones que se pueden implementar a futuro para disminuir este riesgo están:

  1. La integración de la inteligencia artificial en triage, capaz de predecir riesgo de sepsis a partir de datos clínicos y registros electrónicos de salud.
  2. Expansión de telemedicina en zonas rurales, permitiendo consulta temprana y guía a distancia para sospecha de sepsis.
  3. Desarrollo de biomarcadores rápidos que faciliten diagnóstico preciso y tratamiento direccionado.
  4. Fortalecimiento de sistemas vacunales para evitar infecciones causales.

Se vislumbra un rol mayor de la salud pública preventiva: inmunización ampliada, educación comunitaria y entornos sanitarios más seguros. El Día Mundial de la Sepsis puede evolucionar hacia una plataforma global vinculada también al monitoreo sanitario mundial (como alertas de brotes graves) y al compromiso de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), especialmente los relacionados con salud (ODS 3), reducción de desigualdades (ODS 10) y alianzas (ODS 17). A medio plazo, avances en vacunas de nueva generación, terapias inmunomoduladoras y sistemas de soporte circulatorio más accesibles podrían transformar el pronóstico de la sepsis.

Es imperativo que la comunidad global sostenga y amplíe estos esfuerzos, no solo en septiembre, sino de manera sostenida, para reducir la mortalidad de la sepsis y cumplir con el derecho universal a la salud y a la vida.

Referencias

  • Rhodes, A., Evans, L. E., Alhazzani, W., Levy, M. M., Antonelli, M., Ferrer, R., … & Dellinger, R. P. (2018). Surviving Sepsis Campaign: International Guidelines for Management of Sepsis and Septic Shock: 2016. Intensive Care Medicine, 43(3), 304–377.
  • Rudd, K. E., Johnson, S. C., Agesa, K. M., Shackelford, K. A., Tsoi, D., Kievlan, D. R., … & Naghavi, M. (2020). Global, regional, and national sepsis incidence and mortality, 1990–2017: analysis for the Global Burden of Disease Study. The Lancet, 395(10219), 200–211.
  • Global Sepsis Alliance. (2025). World Sepsis Day – About Us. Recuperado de página oficial (consultado el 31 de agosto de 2025).
  • Naciones Unidas. (1966). Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (art. 12). Nueva York: Naciones Unidas.
  • Singer, M., Deutschman, C. S., Seymour, C. W., Shankar-Hari, M., Annane, D., Bauer, M., … & Martin-Loeches, I. (2016). The Third International Consensus Definitions for Sepsis and Septic Shock (Sepsis-3). JAMA, 315(8), 801‑810.

Foto de portada de Afif Ramdhasuma en Unsplash.

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